jueves, 20 de noviembre de 2014

LOS MOVIMIENTOS OBREROS Y LA RENOVACIÓN EDUCATIVA

MAPA CONCEPTUAL EN PREZI DE LOS MOVIMIENTOS OBREROS Y LA RENOVACIÓN EDUCATIVA


LOS MOVIMIENTOS OBREROS Y LA RENOVACIÓN EDUCATIVA. LA LLEGADA DE LAS CORRIENTES PEDAGÓGICAS A ESPAÑA. LA INFLUENCIA RENOVADORA EN LOS DIFERENTES TERRITORIOS.

La siempre inacabada historia de la renovación pedagógica española, acoge un rico y variado legado de propuestas que conforman una crónica que discurre paralela al momento histórico, político y social. Así, desde finales del Siglo XIX y principio del XX hasta la Dictadura Franquista, se aprecia la aparición de un amplio número de escuelas de distinta índole, fuertemente influenciadas por el ideario pedagógico de los movimientos obreros (principalmente el socialista y el anarquista) y de las diferentes corrientes pedagógicas internacionales que progresivamente fueron introduciéndose en España.
Los diferentes marcos de discusión actuales que enfrenta la educación sobre cómo dar respuesta con acierto a los nuevos retos que se plantean en nuestras sociedades, demandan una formación pedagógica e histórica sólida que permita aumentar y enriquecer el marco de debate.  Muchas veces, esa evolución pedagógica ha ido en la dirección contraria, tema muy presente en la actualidad, por lo que se genera una necesaria visión de conjunto entre el pasado y el presente. De esta forma, quiero hacer reflexionar al lector en determinados puntos hasta dónde se ha evolucionado, y si reivindicaciones pasadas, son todavía, también presentes.
Al final de la centuria pasada y principios de esta, en una sociedad no favorable a la culturización de las clases bajas, existe el deseo de educarse y de crear una cultura alternativa a la oficial, que sirviera para los objetivos de la lucha de clases. Las clases dirigentes en España siempre sospecharon -y siguen sospechando- que un trabajador culto y formado era una persona crítica, que podía tener tendencia a hacerse preguntas y contestar el orden social. Para las clases dirigentes existía el temor en toda la Península Ibérica de posibles acciones solidarias de los obreros. En este sentido, los activistas consideraban la falta de cultura como un robo de las clases sociales altas, que no permitían la educación de los trabajadores para poder dominarles mejor. La Escuela Moderna de Ferrer i Guardia es una obra eminentemente popular y con un espíritu explícito de agrupar las distintas clases sociales, de ahí su defensa de la “coeducación social” (Capelletti, 1980). Para Ferrer es el respeto de la voluntad física, intelectual y moral del niño (Ferrer Guardia, 1976).
Actualmente, en el siglo XXI, mucha gente creemos que desde las clases dirigentes y desde las altas esferas se pretende dinamitar la escuela pública en detrimento de la escuela privada para disminuir el grado de formación de esas clases más bajas que quizás no tengan los recursos suficientes para permitirse la educación y formación deseada.
Hasta ese momento (finales del XIX y principios del XX), el estado tradicionalista había dejado la educación en manos de la Iglesia, que básicamente se encargaba de la educación siguiendo una interpretación de la religión opuesta al pensamiento crítico y a las demandas sociales. La solución a este problema se encontrará en el tutelaje y la educación obligatoria de los hijos de los trabajadores, y se sucederán las disputas entre Estado e Iglesia para hacerse con ello (Varela y Alvarez-Uria, 1991).
Hoy día, se produce esta misma relación, de una forma obviamente diferenciada por el cambio de época, pero en ocasiones con pocos cambios. Aspectos reivindicados en esa época de entre siglos como la coeducación de sexos, la coeducación social” (Capelletti, 1980), o el laicismo están muy presentes  en el debate pedagógico actual.
En el panorama escolar español, encontramos todavía, desgraciadamente, centros donde no se produce la coeducación de sexos. Además, determinadas corrientes ideológicas abogan por una presencia mucho mayor de la religión en los programas educativos mientras que otros apuestan por una educación laica. Por su parte existe también el debate de la financiación de dichos centros privados/concertados, siendo en la mayoría, de ideario religioso. ¿Debemos pagar todos educaciones sesgadas, retrógradas y adoctrinadoras? Cada corriente política intenta impregnar los programas educativos con su ideario para inculcar ciertas ideas y pensamientos en los educandos con un claro fin adoctrinador, lo cual demuestra que no hemos avanzado nada.
En aquella época, se promocionaban centros de actuación social y cultural como las llamadas “Casas del Pueblo” o “Ateneos” donde se impartían cursos y actividades de tal manera que a menudo eran denominados los “templos obreros”.
Hoy en día vivimos en una situación, en la que toda formación académica requiere de fondos personales para poder llevarla a cabo. Un fuerte impulso a lo gratuito, que se dio en la época no se da en nuestra sociedad un siglo después.
Esta función socializadora también se muestra en el papel preponderante de los grupos juveniles. Las ramas juveniles del partido socialista y del movimiento anarquista eran los principales organizadores de las actividades educativas, y los mayores promotores del movimiento cultural. Las Juventudes Socialistas se convirtieron en algo así como “el frente cultural pedagógico del socialismo español”, en expresión de De Luis Martín (1994, capítulo 9).
Con esta cita de Luis Martín, me gustaría reivindicar el papel protagonista que siempre ha tenido la juventud en todos los cambios sociales, políticos y en la evolución pedagógica de nuestro país. Por ello quiero hacer un llamamiento a los más jóvenes a encabezar una muy necesaria regeneración pedagógica.
Era necesaria una renovación profunda de las instituciones docentes, de la metodología, de los contenidos que se trabajaban en las escuelas.  Había que dignificar a los maestros  dando un salario suficiente y una formación adecuada.
Evidentemente, esto es un hecho también visible en nuestro tiempo actual. Pienso que es necesaria una nueva dignificación de los profesores, y el camino hacia dicha dignificación se debe recorrer dotando a estos profesionales de unas herramientas, materiales, condiciones de trabajo y sobretodo de VOZ en la redacción de los programas educativos.
La Escuela Nueva fue, en esencia, una revisión crítica de los modelos tradicionales de enseñanza, que no servían para educar al niño en el siglo de la industrialización, del progreso y de la democratización. Al igual que pasa actualmente, la escuela del primer tercio del siglo XX sufrió los vaivenes de la política. Políticos de uno y otro signo desmantelaban lo ejecutado por los adversarios como primera justificación de su trabajo.
En esta época que vivimos, predominada por la tecnología y la necesidad de emprendimiento, es necesaria una nueva revisión crítica de los modelos de enseñanza que tenemos, que provienen en gran medida de aquella época de la industrialización y demuestran que la educación plantea necesidades nuevas. Esta revisión debe ser hecha por los que más formación tienen en la materia, y estos agentes son, las profesoras y profesores, las educadoras y educadores, y todos aquellos miembros de la sociedad educativa; y no de los políticos para que hagan de la educación una cuestión política e incluso partidista.

                                                                                                 
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

CAIVANO, F. y CARBONELL, J. (1979). La Renovación Pedagógica ayer y hoy. Cuadernos de Pedagogía, 59.

CAPPELLETTI, A. (1980). Francisco Ferrer y la pedagogía libertaria. La Piqueta-Editores Mexicanos Unidos.

ESCOLANO, A. (2002). La educación en la España contemporánea: Políticas educativas, escolarización y culturas pedagógicas. Biblioteca Nueva.

FERRER, F. (1976). La Escuela Moderna. Barcelona: Tusquets.

VARELA, J. y Álvarez Uría, F. (1991). Arqueología de la escuela. La Piqueta, Madrid.